ROBERTO SÁNCHEZ en Oviedo


   Aquí estamos todos, sonrientes, a pesar del esfuerzo y del cansancio, tanto del curso como del viaje; pero los que no se cansaron viajando lo hicieron madrugando para instalar algo más de tatami, que superados los primeros recelos sobre la necesidad de instalarlo y gracias a la inestimable visita de nuestros vecinos, a la par que amigos, gallegos, hicieron que el sobreesfuerzo valiera la pena. 


   La visita fue rápida, pero nos dejó trabajo pendiente. Mucho estudio pendiente. Para el que llegó falto de una línea de trabajo sobre la que volcar su estudio, ya tiene motivos de agradecimiento para una buena temporada. Pero el descubrimiento último, y placentero -Que conlleva muchas equivocaciones, replanteamientos y superación de frustraciones- es personal. Nadie puede aprender por nosotros y la transmisión de la información no es sólo verbal. Requiere, además de un esfuerzo de estudio, un esfuerzo físico, de experimentar con el cuerpo. Y ahí está la importancia de alguien como Roberto, un «director» que nos sepa tanto corregir como marcar las direcciones correctas dentro de las que debemos movernos para no dispersar el conocimiento que vamos adquiriendo trabajosamente con el paso de los años.

   Así pues, muchas gracias a todos los que pudisteis desplazaros hasta Oviedo, y, como no, al maestro Roberto Sánchez, que con su paciencia y dedicación consiguió sacarnos la mejor sonrisa a todos.